viernes, 10 de enero de 2014

María Elena Walsh, 3 años atrás te fuiste a otro mundo

10 de enero 2014

Me vienen flashes de la infancia, con sus vinilos en casa, también mi madre leyendome sus historias. Y cuando soy yo madre, muchos años después, "Canciones para mirar" es el 1er libro que le regalo a Miru.
Luego llegó el ejemplar usado comprado en el barrio,  "Cuentopos de gulubú", que se tranformó en el puntapié inicial de marinatecuenta. Recuerdo esa noche de invierno, nosotros 4 en la habitación de las niñas, leyendo para llamar al sueño y pensando en la jornada de grabación que tenía al día siguiente. Y entonces Ricardo, mi marido, me sugiere grabar el libro. Para tenerlo siempre disponible, que me puedan escuchar ellas cuando quieran. Lo grabé en un rato, de un tirón. Sola en un estudio de Eter. Y luego edición sencilla, con paneo en las voces de los personajes. Nada de música de fondo ni sonidos. Sólo mi voz para vos q escuchás...Le intercalé 3 canciones de ella para matizar un poco. Pasó q también lo escucharon los amigos de las chicas, y los amigos nuestros y sus hijos, y empezó a circular. Sólo como una forma de entretener a los chiquis y llevar a los mayores a otros paisajes, otras épocas. Compartir juntos la escucha, el transporte a través de la palabra, de los textos maravillosos, desopilantes algunos, siempre vigentes todos. Y niños imitaban las voces q yo hacía, se quedaban dormidos o se dejaban llevar x sus mamás q mientras manejaban, trabajando, ellos disfrutaban. En las rutas, en las vaca, en las comidas. Corría el 2007. Al año siguiente le doy a Cármen, íntima amiga de María Elena, un Cd para q en sus encuentros dominicales, le comente lo realizado y q escuchara algo del material. Ella, muy cansada, antes d publicar su último libro, le dice q ella me autoriza a hacer lo que yo crea conveniente con ese trabajo, que no quiere escuchar el Cd, q no hace falta. Que siga rodando nomás. y así llega a bibliotecas, ludotecas, jardines, bares y demás lugares con niños ávidos. Y maestras, tías, abuelas, padres en busca de formas de acercar a los niños al mundo de las letras. Animarlos a la lectura.
Y el tiempo pasó, y me entero de su muerte, y una pena me invade. La mañana que la entierran en Chacarita, éramos muy pocos y sin ningún homenaje oficial como se merecía, la despedimos entre canciones y lazos improvisados.
Y volví a casa, a estar con las niñas, a seguir jugando, a seguir leyendo, a seguir grabando...

Hoy otras muertes empañan mis días, mas asi es la vida, hay que seguir...con más vida, bien colorida...como esta torta q seguro a ella le gustaría...